¿De verdad?

Lo voy a dudar un poco, pero digamos que te creo y que además es verdad, que tus anuncios son buenos.

Igualmente, si el anuncio es bueno, está bien y todo lo demás (hablo de Google Ads), es muy probable que no convierta demasiado.

¿Por qué pasa esto?

Fácil. Mira.

Todo proceso de compra se basa en estos 4 pasos (apúntatelo porque gratis te estoy dando un valor por el que te cobrarían una pasta):

Comunicación – Emoción – Conexión – Acción

Sin comunicación no hay emoción. Y los seres humanos nos movemos por emociones.

Sin emoción no hay conexión, y sin conexión no hay acción.

En el caso del anuncio, nos interesa iniciar con una comunicación que haga que nuestro posible cliente se sienta impulsado a hacer click en el anuncio.

Una vez que hace click, está en nuestro terreno y ahí ya no sirve echarle la culpa a nadie.

Nuestra página de destino (ya sea un producto, un servicio, la home…) tiene que tocar alguna emoción. Pero no una cualquiera.

No.

Tiene que tocar una emoción que establezca una conexión entre las necesidades de esa persona y lo que nosotros ofrecemos.

Sólo eso podrá llevar a la acción de compra. No hay más.

Ese es todo el proceso.

Porque puedes ser el mejor en lo tuyo o tener un producto cojonudo, eso no lo dudo. Aunque lo más seguro es que tengas competencia (casi todo el mundo la tiene).

Entonces, la diferencia la marcará quien emocione y conexione, porque comunicar, lo que se dice comunicar eso lo hacen hasta los pingüinos.

Da igual si eres el mejor, o si tu servicio es lo más a lo que se puede aspirar en tu nicho. Si no tocas la emoción que conexiona a tu cliente contigo, muy probablemente contratarán a otro y ya habrás pagado el anuncio.

Moraleja: El anuncio tiene que ser bueno y la página de destino tiene que ser mejor todavía. Y no hablo de páginas súper modernas con estructuras curradísimas. No.
Hablo de palabras bien orquestadas (sin mentir ni un poco), que expresen lo que eres o lo que haces, o lo que vendes de un modo empático y magnético.

Pasa buen día.